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Coronavirus: ventajas y desventajas de trabajar en casa

El contexto de aislamiento pone en evidencia la desigual distribución de tareas entre los géneros y la doble o triple jornada laboral de las mujeres.

De manera impensada aun para los gurúes que desde hace décadas pregonan el teletrabajo, el modelo se instaló a la fuerza y sin aviso. Ahora quienes tenemos trabajo, lo hacemos desde casa. La tecnología lo permite, cómo no, pero ¿qué hacemos con todos los demás trabajos? Qué pasa con los hijos e hijas que no van a la escuela, quién cocina, quién se ocupa del padre o de la abuela y, la nueva, quién mantiene inmaculada la casa hasta que huela a lavandina y alcohol como nunca hubiéramos imaginado que querríamos. Congeniar la vida familiar con el teletrabajo no es fácil. Lo saben las mujeres. “¡Muy complicado!”, “¡Querer morir!”, “Sobreviviendo”, dicen aquellas que por estos días de aislamiento obligatorio están sobrecargando su ya recargada jornada. Otras lo viven con más naturalidad y la pasan mejor ante una realidad que saben difícil de cambiar. Lo que es claro es que son las mujeres las interpeladas por el tema. La crisis de los cuidados que viene denunciando el feminismo hace años, puesta en evidencia y potenciada con la aparición del coronavirus

Apenas comenzó el aislamiento social obligatorio la actriz Verónica Llinás difundió un video en el que su personaje de señora bien se colgaba de la pierna de la empleada doméstica, desesperada, para que no se fuera. El humor fue superado por la realidad. Esta semana un hombre fue detenido en Tandil por intentar ingresar a su empleada doméstica al country en el baúl del auto. Las dos escenas exhiben a cierta clase pudiente del país, sin embargo, la preocupación trasciende el estereotipo. Si en tiempos de normalidad las mujeres realizan la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado –el 76 por ciento según la Encuesta sobre uso del tiempo y trabajo no remunerado de Argentina, 2013– no sorprende que cuando la crisis sanitaria nos repliega al espacio doméstico la estructura desigual quede en evidencia, se acentúe y colapse. El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires lanzó una campaña al respecto. “Estamos en casa pero tenemos que compartir las tareas. Esta es una oportunidad para valorizar las tareas de cuidado. El cuidado es una responsabilidad social, hoy más que nunca lo entendemos. No es tarea solo de las mujeres, es responsabilidad de todos, de todas, de todes”, dice la ministra Estela Díaz.

Lo cierto es que cuando las papas queman, nada parece alcanzar. Cecilia, socióloga de 42 años, trabaja en una universidad y como consultora. “Nos están sobre exigiendo en particular a las mujeres, por un lado que mantengamos la higiene absoluta. En casa venía una señora una vez por semana y con eso me alcanzaba. Ahora todos los días hay que limpiar. En mi caso yo no estoy acostumbrada a estar todo el día en mi casa y a cargo de todas las tareas domésticas y me agobia”, cuenta. Durante el día, Cecilia prepara clases para la facultad y por la noche, cuando se duerme la hija, avanza con la investigación en educación que tiene comprometida. Día y noche hay que ser madre: hacer la tarea con la nena, entretenerla, calmarla. “Qué pasa con que hay que mantener la actividad como si esto no fuera una situación excepcional. Como si no tuviéramos que cambiar las cosas que hacíamos y el lugar donde estábamos”, reclama. Ese malestar lo sienten muchas de las mujeres consultadas. Este discurso “de hagamos que no pasó nada mientras nos explotan y oprimen/mimos en casa” me genera tremendo fastidio, dice Jimena en Facebook. Si antes se hablaba de la doble o triple jornada laboral de las mujeres (trabajo en casa, afuera y militancia), hoy mínimo hay cuatro. Así lo vive Valeria “estoy más agotada que en tiempos de normalidad. Mi jornada es más que triple: madre, ama de casa, cuidadora de adulta mayor, docente particular de adolescentes y home worker… cuento mínimo cuatro jornadas laborales. Estoy exhausta y encerrada”, comenta.

Encierro, incertidumbre, y tareas de todo tipo, nuevas o aggiornadas al ritmo de la pandemia, suenan a bomba de tiempo. Victoria, profesora de stretching, se entusiasmó con seguir dando clases a sus alumnos y alumnas en vivo por Instagram. La primera semana lo logró. Pero la segunda internet empezó a andar mal, y toda la ingeniería que tenía que hacer en su casa para tener ese espacio sola, para que no apareciera su hijo de cuatro años trepándose a su cabeza en medio de la clase, la hicieron desistir.

Las redes se poblaron de memes y chistes sobre la convivencia con niñes, como la psicóloga intentando atender por Skype y conciliando la vida privada con la profesional en el comienzo de la cuarentena, con tres chicos atados y amordazados en el piso; o los audios hablando de la bondad de este tiempo para aprovechar y fortalecer los vínculos con la familia, que se cortaban abruptamente para hacer callar a un chico. La realidad otra vez supera la ficción. Cecilia tiene una hija de cinco años que toda su vida fue ocho horas a guardería y jardín. ¿Cómo entiende ahora la nena que se tiene que quedar en casa? ¿Cómo acepta que además tiene que hacer tarea? ¿Y quién la acompaña con las actividades que le mandan desde la escuela?

Con adolescentes tampoco es fácil. Anabella, actriz y también empleada en un organismo público, hace cuarentena con su marido, e hija e hijo adolescentes. Se levanta temprano para poder trabajar tranquila. “A los adolescentes los dejo dormir hasta cualquier hora para que no molesten pero más de las 14 hs ya opera el lado madre-judía que tengo y los despierto. Y ya es imposible volver a concentrarme: preguntas, cocinarles, estar atrás para que se aseen, sus teletareas escolares, necesidades, “paja”, en fin, ya el teletrabajo pasa a quinto lugar… lo sigo intentando, igual, de a ratos, en vez de darlo por concluido, por lo que quedo conectada hasta tarde con el laburo”. Lograr que los adolescentes hagan las tareas de la escuela y alguna de la casa, casi imposible, apunta.

Las tareas de los chicos

El tema de las tareas escolares merece capítulo aparte. Si bien sirven para dar una continuidad, hay que repensar qué capacidad tienen los chicos de responder en estas circunstancias, más allá de que hay docentes que no saben adaptar sus clases a la virtualidad, lo que genera mucha demanda hacia padres y madres y estrés para los chicos. Tanto así que mientras escribía, esta cronista escuchó de su hijo menor algo que jamás hubiera imaginado salir de su boca: “¡Quiero ir a la escuela!”.

Y todo eso si funciona bien internet, el opio de los días, ahora más que nunca. Cuando se cuelga, cuando circula información de la posibilidad de que se corte o que colapse, la ansiedad se multiplica. Bernarda envía su crónica del día desde Rosario: “Me quedé sin internet hoy, así que laburando a medias usando el 4g del celular. Vivo en un departamento con hijo de 8 e hija de 6. El padre en aislamiento viviendo con su familia dice que no puede llevarlxs unos días para cuidar a sus padres. Hoy casi no les di bola a hijes. Me sentí mal. Laburo más que si estuviera en la oficina. Todavía no aprendí a separar los tiempos. Voy al almacén de la otra cuadra y dejo a hijes viendo tele mientras”.

Si en la vida antes del coronavirus, gran parte de los hijos e hijas de padres separados vivían con la madre, el nuevo escenario reforzó la carga, ya que como dice la resolución 132/2020 del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación los chicos deben estar en el domicilio que es el “centro de vida”. Eso en la práctica significa que están con la madre, que van poco y nada con el padre o que el padre los va a visitar a esa casa, todos acuerdos excepcionales a los que llegan los ex según las posibilidades. Gretel, recién separada, escribe desde Catamarca. Es docente universitaria, trabaja en el Estado por la mañana y milita en un organismo de derechos humanos. Tiene una hija en la universidad y dos hijos de siete y cinco años, los tres con ella, que además vive con sus padres, mayores. “Es muy difícil mantener un equilibrio entre el teletrabajo y la asistencia a los niños en casa. Sumado al trabajo de tesis y el cursado de maestría. Sumado a que la conectividad en el norte argentino es malísima. Por lo que tanto el teletrabajo como el avance de tesis y cursado de maestría se hacen cuesta arriba. Yo comprendo que esta cuarentena no son vacaciones. Pero realmente nadie contempla la sobrecarga que recae nuevamente en nosotras las mujeres. No es colocarme en un lugar de víctima. Es repensar los términos o las flexibilidades que se deberían tener… somos docentes, pero si tenemos a cargo el cuidado de niñes o adultes mayores las 24 horas, es difícil cumplir con el trabajo”, apunta.

Los horarios corridos. La falta de concentración y de organización. El sueño interrumpido. Los vínculos exigidos. El trabajo reinventándose. Todo está moviéndose al ritmo de un cuco que no se ve. La cuarentena pone a prueba la convivencia y la capacidad de sostener el espacio privado, que ahora también es público, y que históricamente ha estado en manos de las mujeres. Por supuesto que la subjetividad no queda afuera y según el momento y las posibilidades actuales, cada persona asume la conciliación entre convivencia y coronavirus o entre las múltiples tareas que le tocan, de distinta manera. No hay que olvidarse tampoco de quienes ni siquiera tienen posibilidad de home office porque no tienen trabajo (ver aparte) o porque trabajan en los márgenes. De todas formas, partiendo de la base que nuestra sociedad es estructuralmente desigual desde el punto de vista de género (no el único, por supuesto), el coronavirus pone en evidencia la necesidad de que los sistemas de cuidados sean revisados, no solo por hoy ni por esta emergencia, sino para lo que vendrá; para que la vida valga la pena ser vivida, como decía una de las consignas de este día internacional de las mujeres, que ahora parece tan lejano pero sigue vigente todos los días.

Las que sí disfrutan de trabajar en casa

Para algunas mujeres llevar la vida encerradas y seguir trabajando no ha sido tan conflictivo. Destacan la posibilidad de estar más con los hijos e hijas, de trabajar en proyectos que tenían postergados o de seguir activas. La edad, el nivel y el estilo de vida, el tipo de tareas y responsabilidades a cargo, entre otras cuestiones, influyen.

Rocío, que trabaja en una multinacional de telecomunicaciones, dice que se adaptó bastante bien al encierro ya que le permite estar más tiempo con sus hijos, de uno y tres años. Sigue haciendo su horario habitual, de 9 a 17, pero instalada en la mesa del comedor. Espalda con espalda, trabaja su marido. El ya trabajaba de esta manera así que están acostumbrados. De todas formas, y aunque comparten tareas con la pareja, la jornada no se termina nunca. “Tenía una persona que venía día por medio y ahora no. Entonces hoy desde las doce de la noche a las tres de la mañana estuve limpiando”, cuenta. También relata la forma que encontró para organizarse. “En el medio del trabajo te vas tomando recreítos para hacer las cosas. Te tomás el horario del almuerzo. Ellos quieren upa. De vez en cuando pegan un grito o se ve un corpiño de fondo en una videoconferencia. Pero en este contexto está justificado”. Rocío no tiene tiempo de aburrirse, ni de angustiarse demasiado, pero está exhausta. Cuando se desconecta hace la cena y lo que almorzarán al día siguiente, después pone el lavarropas, juega y hace la tarea con los chicos (¡sí, le dieron tarea!). Entre los tips que viene cumpliendo para llevarla lo mejor posible cuenta además: no quedarse en piyama y respetar los horarios que tenían los chicos para que no se descompaginen con la comida y el sueño.

Marta Cerutti tiene 67 años y sigue trabajando porque es personal de salud y coordina un programa de atención primaria de la salud en Vicente López. Trata de tener reuniones vía Zoom y salir a la calle lo menos posible. “En casa dividimos las tareas, ya está arreglado el jardín, acomodados los placares, el quincho, el garaje, el perro bañado, la ropa planchada, leemos, miramos Netflix, jugamos Burako, generala, y sobre todo comemos, no me quejo. Soy de las personas afortunadas a las que en este momento no les falta lo indispensable. Pienso en quienes viven al día. Por suerte el gGobierno se acuerda de ellxs”

Monique Alstchul, directora de la ong Mujeres en Igualdad (MEI), tiene 81 años. Está en cuarentena absoluta pero muy comunicada a través de la tecnología. “Estoy casi terminando el trabajo atrasado. Sigo las aulas digitales sobre Estereotipos de Género en las Ciencias y la Tecnología que ofrecemos desde MEI para profesoras de todo el país: por fin tengo tiempo de hacerlo y me encanta. Estoy terminando una publicación sobre los treinta años de Mujeres en Igualdad. Y espero poder hacer uno de nuestros desayunos online muy prontito. No me alcanzan los días. Ah: mis nietas me enseñan por WhatsApp a usar el microondas que nunca me copó pero que resulta útil en estos días”.

El rol social del cuidado

Delfina Schenone Sienra, socióloga, integrante del área política de ELA (equipo latinoamericano de justicia y género) analiza en esta entrevista la necesidad de que los cuidados sean vistos no como una carga individual sino social. “Es momento de entender que sin cuidados no hay economía, no hay trabajos ni hay bienestar porque sencillamente no habría sociedad ni reproducción social de los seres humanos”, dice.

–El cuidado es tema de agenda del feminismo de los últimos años. ¿Qué es lo que cambia con la irrupción del coronavirus?

–Puso como nunca a los cuidados en el centro del debate público, al punto de que excede la discusión que venimos llevando dentro del feminismo. Lo que esta crisis vino a evidenciar es que los trabajos de cuidado son imprescindibles para nuestra reproducción y bienestar social. Nos está enfrentando con nuestra interdependencia, con nuestras vulnerabilidades y haciendo ver que necesitamos sistemas más justos donde el peso de estos trabajos no recaiga mayormente en los hombros de las mujeres. Así como se está hablando de que hay que revisar el rol del Estado en relación a la economía o ponderar la producción sobre lo financiero, no podemos dejar de revisar nuestra organización social del cuidado si queremos una sociedad más justa en términos socioeconómicos y de género. Y esto implica revisar y redistribuir el cuidado entre los distintos actores sociales: el Estado, las empresas, los sindicatos, las organizaciones comunitarias y las familias, y poner en el centro la sostenibilidad de la vida.

–¿Cómo impacta el contexto de aislamiento social en la vida familiar, donde todavía la mayor parte de las tareas están a cargo de las mujeres?

–En términos generales, lo que se ve es una intensificación de los cuidados. Pero es importante salirnos de la burbuja de la clase media, y entender que no todas las mujeres vivimos esta crisis de la misma manera. Para muchas, esta cuarentena significa una tensión enorme para intentar conciliar los múltiples trabajos de cuidados con su trabajo remunerado, mientras lidian además con la incertidumbre, angustias y ansiedades propias y ajenas. Hay empleos que siguen exigiendo un ritmo de trabajo como si nada pasara. A su vez, para muchas otras, este aislamiento social significa mayor precariedad de la vida, pérdida parcial o total de ingresos, dificultad para cumplir con la cuarentena por las condiciones de vivienda y para cumplir con las normas de higiene cuando no se tiene acceso al agua potable en el hogar. Y esto genera angustia, miedo y preocupación. Para muchas el problema no es ver cómo conciliar los cuidados con el trabajo remunerado sin perder la cordura, sino ver cómo van a hacer para comer, para pagar las cuentas si no hay trabajo o las ayudas sociales no alcanzan mientras cuidan de niñas, niños, personas mayores. Y esto sumado a la preocupación de saber que hay una pandemia pero que no tienen todas las herramientas para cuidarse.

–¿Puede ser esta una oportunidad para valorizar el trabajo invisible históricamente a cargo de las mujeres?

–Sí, pero esto no va suceder solo. No podemos pensar que por el simple hecho de que ahora hay mayor conciencia sobre lo que implican los cuidados y la importancia que tienen, las cosas van a cambiar. Necesitamos el compromiso del Estado, pero también de las empresas y los sindicatos, no dar por sentado que el cuidado simplemente sucede y dejar que cada familia, y en especial las mujeres, lo resuelvan de la manera que puedan. Eso solo profundiza las desigualdades sociales. Así como las feministas reclamamos que los varones deben involucrarse más en las tareas de cuidado y como sociedad debemos dejar de pensar que son tareas femeninas, también necesitamos de nuevas leyes y políticas públicas que habiliten y den forma a otra distribución del cuidado. Cuando la pandemia lo permita, va a ser imprescindible avanzar con el mapeo federal de los cuidados que ya se anunció, y considerar la conformación de un sistema nacional como un asunto prioritario. Si queremos una sociedad más justa en términos socioeconómicos y de género, se vuelve central revisar y reconfigurar quiénes cuidan y cómo lo hacen.

LA ENTREVISTA DE TRABAJO: ANTES, DURANTE Y DESPUÉS

LA ENTREVISTA DE TRABAJO: ANTES, DURANTE Y DESPUÉS

La entrevista de trabajo es el objetivo principal de toda personas que está en búsqueda activa de empleo, ya que supone un paso más para conseguir el deseado puesto de trabajo. El tener una cita para una entrevista de trabajo implica que la empresa ha leído nuestra carta de presentación, nuestro CV y que está interesada en conocer nuestra candidatura con mayor profundidad.

En el post de hoy queremos indicaros algunas recomendaciones básicas sobre cómo enfrentarnos a una entrevista de trabajo y salir satisfecho/a con nosotros mismos, incluso si al final no conseguimos dicho puesto de trabajo, ya que como todo en esta vida, es bueno tener experiencias en hacer entrevistas y la única forma de adquirirla es acudiendo a las mismas. Además siempre podemos sacar algún nuevo aprendizaje.

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“¿Que es una entrevista de trabajo?”

Es una primera toma de contacto entre el candidato/a y la empresa seleccionadora, cuyo objetivo consiste en analizar la idoneidad de la persona  al puesto de trabajo,  basándose en sus competencias, habilidades y característica personales por un lado y por otro lado  analizando si dicha persona se ajusta adecuadamente a las condiciones y características del puesto en cuestión.

“¿Qué hacer cuando nos citan para una entrevista de trabajo?”

A continuación os dejamos algunos consejos a tener en cuenta para que nuestra entrevista salga lo más exitosa posible. Para ello, vamos a diferenciar entre el antes, durante y después de la misma.

Antes de acudir a la entrevista de trabajo debemos:

– Hacer un análisis previo de nosotros/as mismos/as analizando nuestros puntos fuertes y débiles, reflexionando sobre nuestras cualidades personales, profesionales, debilidades o mejoras. Una herramienta que nos puede ser de gran utilidad es el análisis DAFO

– Recopilar información sobre la empresa (sector al que se dedica, situación en la que se encuentra, nº de empleados…) y sobre el puesto ofertado (funciones, características, habilidades requeridas…) con esto demostraremos al seleccionador/a que tenemos verdadero interés en formar parte de la organización.

– Preparar respuestas a posibles preguntas que puedan hacernos, además de conocer a la perfección nuestro CV. Confirmar la asistencia, la hora y fecha de la entrevista y asegúrarnos que sabemos llegar correctamente al lugar de la entrevista, ya que es recomendable no sólo ser puntual, sino incluso llegar unos minutos antes de la hora citada.

– Otro aspecto a tener en cuenta es ¿Cómo vestirnos para la entrevista de trabajo? Debemos pensar que la imagen que demos dirá mucho de nosotros/as, por eso, hay que tener en cuenta el tipo de empresa a la que acudimos y arreglarnos en función a la misma y al puesto al que optamos. Esto no significa que tengamos que ir siempre de traje de chaqueta, sino mostrarnos tal como somos, procurando transmitir una imagen profesional.

Durante la entrevista de trabajo:

Hay que tratar de cuidar el lenguaje tanto verbal como no verbal, ser natural, sonreír y controlar, en la medida de lo posibles, conductas que demuestren nuestro nerviosismo como: modernos las uñas, movernos continuamente, juguetear con el bolígrafo… Prestar atención a las preguntas del entrevistador/a para dar respuestas directas y concretas, que muestren nuestra seguridad y que resalten nuestras cualidades, formación, experiencia o conocimiento del sector.

También debemos utilizar un tono adecuado de voz, evitando en lo posible el uso de muletillas. No interrumpir al entrevistador/a y si nos hemos quedado con alguna duda, preguntarla, cuando éste/a haya finalizado su exposición, incluso podemos tomar notas de lo hablado durante la entrevista.

Una de las cosas importante que no podemos olvidar antes de salir de la entrevista es conocer cómo va a continuar el proceso de selección. Es conveniente también anotar el nombre de la persona que nos ha entrevistado y agradecerle el tiempo invertido.

Después de la entrevista de trabajo:

Una vez pasada la entrevista debemos analizar los aspectos positivos, los negativos y las áreas de mejora a tener en cuenta para aquellas futuras que podamos tener. También es recomendable llevar un control de las empresas que nos han entrevistado y las fechas, porque si pasado un tiempo prudencial no hemos tenido ninguna noticia del resultado de la misma, debemos llamar e informarnos del proceso.

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El último consejo de este post, y quizás el más difícil de seguir, es no desesperarnos si no conseguimos el puesto de trabajo, porque por cada entrevista que hacemos aprendemos algo nuevo y tarde o temprano aparecerá nuestra oportunidad.

Hacer que los niños lo imiten puede ayudarlo a trabajar tranquilo desde casa

Para frenar el avance del Covid-19 en la población, los colegios cerraron sus puertas y el teletrabajo aumenta día a día, tras la suma de comunas decretadas en cuarentena.

¿Cómo afrontar este nuevo estilo de vida? ¿Cómo hacemos que
las labores de todos los integrantes del hogar sean efectivos? Al respecto, Ramón Rodríguez, gerente general de Trabajando.com, afirmó que “no será un periodo fácil para los empleados que tienen niños”.

Por eso señaló que la organización y la planificación de rutinas diarias, entre otros factores, asoman como mecanismos claves para poder trabajar de mejor manera desde casa y no morir en el intento.

“Además, es fundamental que las empresas puedan apoyar a los teletrabajadores que no cuentan con todas las herramientas operativas para poder cumplir su labor”, añadió el ejecutivo.

Para mantener la calma y productividad, Rodríguez entregó una serie de recomendaciones para que el trabajador pueda lidiar con las constantes interrupciones y demandas de los hijos y, al mismo tiempo, responder a sus funciones en la empresa:

1. Habla con ellos

Explícale a tus hijos qué es el teletrabajo. Si es primera vez que estás trabajando remotamente, es posible que a ellos les resulte extraño y no sepan muy bien cómo abordarlo.

Por esta razón, es importante detallarles con claridad cómo funciona y pedirles su comprensión para que no te interrumpan mientras trabajas.

2. Descansos

A los niños les cuesta entender que los papás estén en casa y no puedan prestarles 100% su atención, por eso intentarán en variadas ocasiones de interrumpir.

Para ello recomendó ocupar la técnica del pomodoro, que consiste en establecer un lapsus de descanso, de 20 a 25 minutos, entre un objetivo laboral y otro, para atender a tus niños.

3. Planifica tareas

Para no recurrir constantemente a la televisión o al celular como medio de entretención, organiza un listado de actividades por hora para que se entretengan al día siguiente. “Hay cientos de ideas en internet para hacer en la casa”, aseguró el hombre.

4. Juega a la imitación

A los niños les encanta imitar, así que puedes jugar simbólicamente a que trabajan al igual que tú. Pónles al lado tuyo una mesa, sillas, cuadernos, libros y lápices u otra cosa que los mantenga concentrados.

5. Aprovecha bien los tiempos

Levántate temprano, a la misma hora que lo harías si fueras a trabajar o antes, ya que a esa hora generalmente los niños aún no se han levantado o bien, si son pequeños, aprovecha sus horas de siestas, así tendrás un momento de trabajo con tranquilidad.

Cómo buscar trabajo en la industria financiera, la mejor pagada de España

Encontrar trabajo es una tarea que requiere dedicación y, a veces, especialización. Por no mencionar el hermetismo que hay en torno a algunos oficios. Como muestra, la industria financiera, la mejor pagada de España y en la que es difícil entrar

Cómo buscar trabajo en la industria financiera, la mejor pagada de España

Recientemente conocimos que la Banca y el sector financiero ofrecen los salarios más elevados en nuestro país en este año: 300.000 euros brutos anuales para un Managing Director y para un Socio en Consultora, según los datos de Spring Professional. Se trata de unas cantidades que generan mucho atractivo y que pocas personas perciben.

El citado informe reflejaba que la formación y la experiencia son necesarias en cada uno de los perfiles, pero, precisamente, haciendo referencia al entorno actual, las competencias se han convertido en la clave del éxito. ¿Qué debemos hacer para buscar y encontrar trabajo dentro del campo de las finanzas?

Partimos de la base de que no es algo, para nada, sencillo. José Luis Cárpatos, director de Glolversia Eafi, detala que la industria está muy copada “por los bancos que están reduciendo plantilla”. Por tanto, en su opinión, lo mejor es, siendo consciente de la dificultad, tras la carrera “estudiar una especialización o comercial o en gestión que es lo más buscado sobre todo la parte comercial e intentar meter la cabeza y tener paciencia”.

Desarrollar un trabajo el sector bancario y financiero permite un abanico muy amplio de opciones dentro de un área similar, aunque, efectivamente, “es muy importante tener una especialización concreta”, explica Rafael Ojeda, analista independiente. Particularmente, para ver “qué salidas laborales puedes tener según el rumbo que hayas tomado”, añade. 

CÓMO ENTRAR EN EL SECTOR FINANCIERO

Sendos expertos inciden en que el primer paso es, como no podía ser de otra manera “tener una formación adecuada”. Si tienes interés en la economía, la banca o las finanzas en general y te gustaría dedicarte a ello, lo primero es tener una correcta “preparación académica”. Como en todos los sectores, la especialización puede ser la clave para que logremos alcanzar el puesto que queremos.

Tal y como afirma José María Luna, analista y asesor profesional de Caser Asesores Patrimoniales, si una persona tiene muy claro que su convicción es que quiere trabajar en el sector financiero, puede buscar tres opciones diferentes. La primera de ellas es centrarse en el aumento de regulación normativa. Así, la persona interesada “haría bien en estudiar aquellas cosas que están relacionadas con la legislación y regulación”. Una forma de hacerlo es a través de las propias facultades universitarias, de la CNMV e, incluso, de las entidades financieras. Esta es una parte del sector financiero que va en aumento

En segundo lugar, podemos dedicar nuestros esfuerzos hacia la banca privada o de inversión. Según Luna, lo más fácil para encontrar trabajo dentro de este campo es “tener cartera”. Una persona que tiene una determinada formación de economista y que tiene las titulaciones necesarias para desempeñar el ejercicio de asesor financiero (EFPA, CFA o similares) tiene un grupo de amigos, conocidos, dentro de este mundo “se le abren mucho las puertas”, asevera Luna. Dicho de otro modo, si llegas a la entidad garantizando una cartera de varios clientes potenciales “tus probabilidades aumentan considerablemente”. 

Hay otra alternativa más importante para entrar en este subsector, agrega Luna, que es ofrecerse en puestos mucho “más junior” cuando se está comenzando a menor escala. El experto subraya que algunas gestoras lanzan de vez en cuando promociones en las cuales intentan captar la atención de los más jóvenes y les ponen a trabajar “con contratos bajos o en prácticas”. Con todo, eso ahí se puede “empezar a hacer cartera”.

Por último, estaría la parte de trabajar en análisis o gestión. Para Luna, estos son los puestos de “más difícil acceso”, pese a la formación que tengamos. Sería más complicado porque vamos dirigidos a un segmento de “público o personas” que es el minoritario dentro de este sector financiero. Hay menos oferta y menos demanda. 

En esta línea, la única alternativa sería formarse día y noche en “análisis y gestión” y obtener certificaciones dentro de la parte del análisis. En definitiva “estar en contacto con la propia industria permanentemente”. Habría que centrarse en labores de cómo funciona el mercado y de comunicación. El experto señala que “no será fácil”, pero con un trabajo constante y estar alerta de todos los procesos “se puede terminar optando”.

Recomendaciones para buscar empleo desde el extranjero

En nuestra experiencia diaria con emigrantes que quieren volver a España, vemos la dificultad de muchos de ellos para presentar sus candidaturas a las empresas. En nuestro buscador de empleo, publicamos ofertas en las que se requiere experiencia internacional, pero en ocasiones, el candidato o candidata no sabe cómo enfrentarse a un proceso de selección. Este artículo quiere dar recomendaciones y consejos útiles para mejorar la búsqueda de empleo desde el extranjero. 

Soy Sebastien Sanz, el emigrante que no va a volver del equipo de Volvemos, y aporto al área de recursos humanos del proyecto mi experiencia como profesional de la selección de personal, actividad que llevo desarrollando desde hace muchos años, tanto en Francia como en España, Alemania y Estados Unidos.

Siendo originario de una ciudad mediana de la provincia francesa, Le Mans, y habiendo vivido veinte años ya en capitales demasiado estresantes, a pesar del amor que las tengo, tomamos la decisión de mudarnos a Córdoba hace cuatro años. Queríamos mejorar nuestra calidad de vida, acercarnos a la familia de mi mujer, que es cordobesa, y permitir que mis hijos puedieran disfrutar de sus primos españoles y una vida más tranquila.

Siempre he considerado que en Córdoba había potencial para desarrollar mi actividad de asesoramiento laboral, faceta más interesante intelectualmente y emocionalmente de mi profesión, ya que pretende ayudar y empoderar a profesionales para que mejoren sus capacidades de encontrar empleo o cambien su situación laboral actual.

Eso es precisamente lo que estoy desarrollando para Volvemos a Córdoba, un proyecto pionero financiado por el Instituto Municipal de Desarrollo Económico y Empleo de Córdoba (IMDEEC), cuyo objetivo es facilitar el retorno de los cordobeses y cordobesas que se tuvieron que ir estos últimos años.

Debo decir que pocas veces en mi vida profesional me he sentido tan útil. Por esos dos motivos principales:

  • Muchos me comentan que en regla general no les contesta nadie a las candidaturas que mandan, así que les resulta imposible analizar por qué no parecen interesarles a las empresas,
  • La distancia reduce o distorsiona el acceso a la información real local (tendencias del mercado, sueldos, formatos de CV más usados…), y a veces favorece interpretaciones o especulaciones sobre lo que pasa aquí realmente y su percepción de las cosas. Los emigrantes piensan que España sigue igual, no hay empleo o si lo hay no es para los que tienen mucha experiencia, pagan mal, no me llaman porque estoy en el extranjero…

En ambos casos tenerme como espejo crítico ayuda mucho: doy feedback sin sesgo sobre la calidad de un currículum, conciencio sobre las diferencias de sueldo que pueden existir en determinadas profesiones o sectores de un país al otro, opino con total transparencia sobre una carta de presentación; en definitiva, pienso como un reclutador pero comunico como un asesor, y si ya es algo que echan en falta los candidatos locales, imaginaos el valor que eso conlleva para una persona que vive desde hace ocho años en Kuwait, por ejemplo.

Qué tipo de consejos doy a los profesionales emigrantes que quieren regresar: 

1. No busques empleo, ofrece tu talento:

Muchos emigrantes no son conscientes de la predisposición que tienen los directivos de numerosas empresas en saber cómo se hacen las cosas fuera en sus sectores. Es una de las pocas cosas positivas de la crisis: las empresas españolas saben que deben internacionalizarse, ya han empezado a hacerlo y se han dado cuenta de la importancia de conocer su mercado objetivo, así como de la posibilidad de traerse desde fuera buenas prácticas que todavía no existen en España.

En las sesiones de asesoramiento por skype, he hablado con profesionales con un gran talento que aportarían muchísimo a la economía y la sociedad española: una psicóloga especializada en rehabilitación temprana, que trabaja en un centro médico referente en esta rama en Berlín, actividad todavía en fase de desarrollo en España; una arquitecta trabajando con la herramienta Revit (el Autocad del siglo XXI que todavía no se usa casi en España), para unos de los mejores estudios de arquitectura de Sidney; un ingeniero de caminos becado por el ICEX, que está generando decenas de millones de euros de facturación en Latinoamérica para una empresa de ingeniería española gracias a su perfecto conocimiento de la idiosincrasia de las administraciones públicas de esos países; una emprendedora que fundó una escuela de español en Roma, que ya es casi tan conocida como el Instituto Cervantes de esa ciudad; o una responsable de marketing trabajando para una tienda online líder en Reino Unido.

Quizás soy demasiado optimista pero creo firmemente que esas personas interesarán a cualquier directivo o directiva que quiera expandir o mejorar su negocio, así que les animé a entablar contacto directamente, de igual a igual, a ver si se sorprenden de la buena receptividad de esta iniciativa.

2. No busques empleo por los canales tradicionales o si decides hacerlo, prepara el terreno.

Muchos emigrantes envían su currículum a ofertas que reciben decenas de candidaturas más fáciles de gestionar por ser de profesionales locales. Los emigrantes han acumulado un talento especial (lee nuestro artículo Si te fuiste vuelves mejor) que no es fácil de transmitir desde una candidatura tradicional, y un capital emocional que no se podrá compartir a través de un currículum enviado por email. Así que hay que encontrar métodos para detectar quién es la persona adecuada dentro de una empresa para que haga llegar nuestra candidatura de forma especial a la persona que decide, en lugar de a un buzón anónimo de recepción de CVs.

Foros profesionales, ferias, redes sociales (Linkedin sobre manera), asociaciones de antiguos alumnos, ex o actuales emigrantes que hayan estado en la misma ciudad o país… Todas son herramientas para darnos a conocer a profesionales que trabajan en una empresa que contrata, y luego contar con ellos para que hagan llegar nuestro perfil a alguien que le preste la atención merecida.

3. Piensa en abrir tu búsqueda a la posibilidad de un empleo que no sea tu trabajo ideal. 

Recomiendo la alternativa de buscar un empleo puente para volver y desde ahí seguir con la búsqueda del trabajo ideal. Aquí el grado de urgencia determina esta necesidad: cuanto más alto, más importante es abrirse a más opciones. Pero en todos los casos recomiendo esta estrategia para gestionar de forma más eficiente la búsqueda del trabajo ideal: se hará desde más cerca, con mejor reactividad, con la posibilidad de presentarse en persona en las instalaciones de la empresa, o de participar en eventos profesionales como los que mencionaba antes.

¿Cuáles son los errores que muchos emigrantes suelen cometer o las dudas que tienen? Resumo aquí mis respuestas más repetidas:

Sobre el CV:

  • Menciona tu fecha y sobre todo lugar de nacimiento para marcar tu arraigo a la tierra.
  • Pon una foto para humanizarlo.
  • Indica una dirección española y un número de teléfono español y desvíalo a tu móvil.
  • Describe en tus experiencias la actividad y principales características de la empresa en que trabajas.
  • Describe tus funciones y los hitos conseguidos más que tus tareas. Todos sabemos más o menos a qué se dedica un jefe de obra, una ingeniera informática, un técnico de ventas…, así que nos interesan mucho más las características de tus hitos más relevantes: peculiaridad o complejidad técnica, presupuesto,  plazo, número de personas involucradas, número de clientes, número de pacientes… Como dicen los ingleses, speak with data.

Sobre Linkedin:

  • En la cabecera de tu perfil, indica que estás en España (en la ciudad a la que quieras volver), para aparecer en las búsquedas de los headhunters que buscan perfiles para España.
  • No uses terminología sobre tu puesto, estudios o sector de actividad que no se pueda entender o reconocer fácilmente por parte de un español.
  • Hazte con el abono Premium (son 50 euros al mes), para acceder a toda la información de los perfiles que te puedan interesar y disponer de un número de invitaciones ilimitado.
  • No olvides que la segunda sección que Linkedin enseña de tu perfil es tu actividad en la red: publica, comparte, felicita y da a me gusta, para que tu red y contactos de niveles más lejanos te conozcan mejor.  

Un apunte sobre la desvinculación con tu país y la sensación de que no quieren que vuelvas:

En España hay muchos profesionales que fueron emigrantes en alguna época de su vida y que te entenderán mejor que nadie, o profesionales que conocen a un emigrante en la misma situación que tú a través de su círculo social o familiar, por lo que posiblemente tendrán predisposición a ayudarte ya que se sentirán en deuda. Así que apóyate en ellos para construir tu proyecto de retorno, y olvídate de todos los mensajes negativos que puedas recibir sobre este tema para no malgastar tu energía.

En general recomiendo no desanimarse nunca ya que lo más difícil, irse e integrarse fuera de su país, ya lo has superado con creces.